Cómo relacionarte con una persona ciega, sorda o en silla de ruedas

Un reportaje vía: servimedia.es

Un manual del Cermi Navarra (Cormin), elaborado en colaboración con la Agencia Navarra para la Autonomía de las Personas (Anap), ayuda a los ciudadanos a tratar correctamente a las personas con discapacidad.

El ciudadano bienintencionado que agarra el brazo a una persona ciega y, sin previo aviso, se lanza a cruzar una calle o aquel otro que intenta bajar un bordillo a una persona en silla de ruedas de frente, ya cuenta con un manual que recoge consejos para relacionarse correctamente con las personas con distintas discapacidades.

El Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de Navarra (Cormin), junto con la Agencia Navarra para la Autonomía de las Personas (Anap), han elaborado un Manual de Buenas Prácticas, que ofrece consejos a la población general sobre la mejor forma de relacionarse con personas con necesidades especiales. En último lugar, se pretende garantizar la participación en igualdad de condiciones de estos ciudadanos en los entornos y en el disfrute de bienes y servicios.

Un equipo formado por representantes de las 38 entidades que integran el Cormin han participado en la redacción de este manual, que contiene unos consejos generales y otros específicos para personas con las diversas discapacidades.

Dentro del apartado de consejos generales, se recomienda que se preste una especial atención a la persona y no a su discapacidad; que se hable directamente con ella y no con su acompañante; y que se trate a los adultos como adultos.

Personas con discapacidad auditiva

En relación a las personas sordas o hipoacúsicas, se aconseja facilitarles ayudas que complementen, aumenten o supongan una alternativa al lenguaje verbal. Para ello es conveniente evitar hablarles sin que nos miren, avisarles cuando queramos conversar con ellas y vocalizar bien, sin exagerar ni elevar el volumen de voz. En el caso de que no comprendan el mensaje es necesario repetírselo ayudándonos de gestos naturales que sirvan de apoyo, pero sin sobreactuar.

También se recuerda que hay que hablar a las personas con discapacidad auditiva de frente, con la cara bien iluminada y de cerca, para facilitarles la lectura de los labios. Asimismo, es necesario ofrecerles información complementaria sobre cualquier estímulo auditivo (músicas de fondo, mensajes por megafonía, etc.), para que puedan entender las reacciones de otras personas y adecuar su comportamiento de un modo eficaz.

Personas con dificultad visual

Respecto a las pautas específicas de relación con las personas con discapacidad visual, se recomienda hablarles mirando a la cara y dirigirse directamente a ellas y no a su acompañante y utilizar un tono normal.

Es aconsejable sustituir durante las conversaciones términos como «aquí», «allí», «esto» o «aquello» por otros más orientativos como «a tu izquierda», «detrás de ti», etc. También recuerda que pueden emplearse sin problemas las expresiones «mirar» o «ver», ya que las personas con discapacidad visual las utilizan habitualmente en sus conversaciones y no las consideran palabras tabúes.

Ante un riesgo, como obstáculos en la ruta de una persona con discapacidad visual, se recomienda no avisarles con exclamaciones que puedan provocarles ansiedad, como «¡ay!» o «¡cuidado!», sino con otras más informativas como «¡alto!». Posteriormente es necesario explicarles verbalmente el peligro o ayudarles para que puedan evitarlo.

Si solicitan ayuda es conveniente situarse delante de ellas (a un paso más o menos), en el lado contrario al bastón o al perro guía, si los hubiera; y ofrecerles el brazo para que se agarren a él. El manual recoge, como «imprescindible» que las personas con discapacidad visual «sientan que están gestionando la ayuda prestada y no que se tira de ellas».

También se ofrecen consejos ante situaciones de la vida cotidiana de las personas con discapacidad visual como atravesar lugares estrechos o puertas, tomar ascensores y caminar por escaleras o rampas.

Personas con discapacidad motora

El manual explica que las personas con discapacidad motora presentan una alteración en la marcha y suelen requerir ayuda para su desplazamiento, su capacidad manipulativa o circunstancias propias de su autocuidado.

Por este motivo, se recomienda poner las cosas a su alcance y colaborar en sus desplazamientos en silla de ruedas, una vez lo hayan solicitado. En este último caso, para subir un escalón será necesario poner de frente a ellas la silla, de manera que se eleven primero las ruedas delanteras y luego las traseras. Para bajar el escalón es conveniente colocar la silla de espaldas, de manera que bajen primero las ruedas traseras. En el caso de una rampa, la silla de ruedas deberá estar de frente a ella cuando se vaya a subir, mientras que para bajar irá de espaldas a la rampa.

En cuanto a situaciones relacionadas con la manipulación de determinados objetos o prendas es aconsejable respetar la iniciativa y el ritmo de las personas con discapacidad, sin interferir.

Si tienen alterada su capacidad verbal es recomendable escucharles sin prisa y hasta el final, aunque se intuya lo que quieren decir. Es necesario evitar completar sus frases o terminar sus mensajes.

Respecto a los baños adaptados, es conveniente conocer su ubicación para poder orientar a quien pregunte por ellos y describir claramente el itinerario a seguir para llegar.

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