Vía abc.es
El Hospital Sant Rafael de Barcelona ha dado un paso en la mejora de la atención de personas sordas y ha incluido en su plantilla a una auxiliar clínica con formación en lengua de signos que acompaña a los pacientes con discapacidad auditiva durante toda su estancia en el centro.
Según ha informado en un comunicado la Congregación de las Hermanas Hospitalarias de Barcelona, la orden encargada de la gestión del Hospital Sant Rafael, el centro implantó hace un año un protocolo de actuación para garantizar la buena interacción médico-paciente de sus clientes sordos con la ayuda de una auxiliar clínica especializada.
Con este nuevo protocolo, cuando la persona con sordera llega al hospital se avisa a la auxiliar clínica conocedora del lenguaje de signos, quien se desplaza hasta donde se encuentra el paciente y permanece a su lado durante toda la visita médica.
Hasta el momento, el Hospital Sant Rafael ha apoyado en la atención a una treintena de pacientes con problemas auditivos, ayudándoles a comunicarse con su doctor en todo momento y mejorando gratamente la relación médico-paciente.
La mayoría de las personas sordas tienen problemas para vocalizar y es por eso que, según la auxiliar de enfermería con formación en lengua de signos, María José Ojea, este colectivo se encuentra en una «situación de indefensión» cuando acude a un centro sanitario y tiene dificultades para comunicarse con los profesionales médicos.
Ojea explica que muchos pacientes con sordera se quejan que tienen complicaciones para entender al médico, tanto en atención primaria como en especializada.
«La velocidad del habla del profesional y el hecho de que algunos médicos no miren a los ojos del paciente cuando se comunican con él dificultan que la persona sorda pueda leer sus labios y comprender qué dicen», ha añadido la profesional.
Según Ojea, antes de la crisis, las asociaciones de pacientes con discapacidad auditiva sufragaban parte del coste de un intérprete que les ayudaba a relacionarse con su entorno, pero en la actualidad «estas asociaciones disponen de menos recursos y no pueden contribuir en este servicio», señala la auxiliar clínica.
«Las personas con discapacidad auditiva que hemos acompañado hasta el momento se han mostrado muy agradecidas por este apoyo en la atención y satisfechas por la calidad de la asistencia recibida», concluye Mª José Ojea, una de los 25.000 catalanes – 12.000 de los cuales son sordos – que conocen y utilizan la lengua de signos.