Las diferentes lenguas de signos que se usan en cada país (en España, la catalana y la española) no tienen relación alguna con el idioma hablado propio del lugar. Son códigos de signos que van haciéndose complejos una vez la masa crítica de usuarios y sus interacciones comienzan a ser suficientemente grandes e intensas.
Los usuarios de estas lenguas son capaces de lanzar mensajes tan completos, precisos o metafóricos como los usuarios de lenguas habladas. Sin embargo, la ciencia todavía no conoce los mecanismos neurológicos que se producen en el cerebro de las personas sordas cuando se comunican con la misma exactitud que en el caso de los usuarios de lenguas orales.
El Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) se ha lanzado a ayudar a poner las bases de la investigación en España en este campo, con varios proyectos de investigación pensados para articular la estructura técnica que se empleará en la investigación de la Lengua de Signos Española (LSE), así como en varias acciones de divulgación.