El colegio público El Sol de Madrid es un ejemplo de educación inclusiva, de ésa que hace de la diferencia algo común y extraordinario. La principal característica del centro es que en su proyecto educativo toman la lengua de signos como lengua de interacción, como lengua vehicular en los procesos de enseñanza y como una lengua que se aprende e interioriza como cualquier otra. Es decir, la diferencia entre alumnos con problemas auditivos y los que no los tienen no existe. Las interacciones comunicativas no tienen barreras porque todos «hablan» el idioma de todos. No se deja lugar al rechazo o discriminación.
El pasado 31 de mayo el colegio fue galardonado con el ‘Galardón de Honor’ de los Premios Juan Luis Marroquín, que otorga anualmente la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE). El reconocimiento les fue concedido «por impulsar un proyecto educativo bilingüe castellano-lengua de signos y por un larga trayectoria en materia de educación de personas sordas en España».