El Centro Cultural de Personas Sordas de Palencia, en colaboración con la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Castilla y León, celebró el pasado día 19 de octubre la IV Jornada Técnica Discapacidad Auditiva y Sordoceguera en la que ha dado a conocer el problema de la falta de centros de atención especializada para el colectivos de personas sordociegas, y el modo de trabajar para superar las barreras comunicatorias que supone esta carencia.
Por la mañana, el presidente de la Asociación de Sordociegos de España (ASOCIDE), Francisco Trigueros, y Patricia Sanz y Esther Requena, de la Fundación ONCE para la Atención de Personas con Sordoceguera (FOAPS), han explicado el trabajo desarrollado en ambas fundaciones.
Tras ellos, Dolores Romero ha detallado el funcionamiento del Centro Santa Ángela de la Cruz, único centro residencial especializado en sordoceguera que hay en España del que es presidenta. El centro de jóvenes sordociegos se encuentra en Salteras (Sevilla) y fue abierto a finales de septiembre de 2010 para dar atención actualmente a 45 usuarios, 28 en la unidad de día y 17 residentes en el centro.
Con estas exposiciones se ha puesto de manifiesto la «necesidad» que, a juicio de los promotores del evento, existe de «más centros» que den atención a los sordociegos, como centros de adultos y «no sólo de jóvenes», así como la importancia de colaborar con las asociaciones que trabajan para «evitar el aislamiento al que estos discapacitados estarían resignados».
Aislamiento
Durante la tarde, las experiencias más cercanas fueron las protagonistas de la mano de mediadores, personas afectadas de sordoceguera y personas allegadas que viven y conviven con esta discapacidad.
La sordoceguera es una única discapacidad que aúna las deficiencias visuales y auditivas y que afecta seriamente a la persona en el ámbito comunicatorio donde el tacto se convierte en el sentido fundamental de su día a día. La restricción que supone esta discapacidad a la hora de aprender, conocer el entorno y relacionarse, marcado a su vez por si se trata de un hecho congénito o adquirido, hace necesaria una atención personalizada que evite el aislamiento total de la persona con discapacidad.